La toma de decisiones está tan presente en nuestro día a día que, de hecho, algunas decisiones son tan automáticas que ni siquiera somos conscientes de ello.
Pero te contamos que la toma de decisiones es un proceso bastante más complejo de lo que parece.
Qué es y qué variables están involucradas
La toma de decisiones se define como un proceso que se lleva a cabo cuando una persona se enfrenta a varias alternativas sobre las que debe tomar una elección. En este proceso participan una serie de variables ya que depende de las alternativas disponibles y las posibles consecuencias de dicha decisión.
Esto hace que entren en juego otros procesos cognitivos como nuestra capacidad para anticipar lo que va a ocurrir, nuestra flexibilidad cognitiva para ver y tener en cuenta posibles alternativas o nuestra memoria al recordar situaciones similares, evocando experiencias previas.
Cuando hablamos de resultados y consecuencias, nos referimos tanto a un logro concreto como también al sentimiento o gratificación que la persona obtiene de ellas.

Como podéis observar la toma de decisiones es un proceso en donde se encuentran involucrados muchos procesos y funciones cognitivas y también las emociones que se pueden derivar de esta tarea.
Además nuestra personalidad es un aspecto muy influyente en este proceso, hay personas que le dan muchas vueltas a las decisiones. Miran con lupa todas las alternativas, lo que puede provocar la pérdida de oportunidades. Otras sin embargo, son más impulsivas lo que les puede llevar a tomar más riesgos o cometer más errores. Otras personas prefieren las elecciones que le llevan a satisfacer deseos o necesidades más inmediatas o a corto plazo aunque tengan consecuencias negativas futuras.
Por lo general las personas tendemos a elegir o buscar aquella alternativa que nos ofrece un mayor beneficio o gratificación. Para ello, es necesario activar nuestra capacidad para anticipar una consecuencia y asociarlo con un estado emocional placentero o desagradable. De esta forma, también nos influye el tipo de resultado que se puede obtener de la toma de decisión.

Es decir, las personas también tomamos decisiones en función de las recompensas o castigos que esperamos obtener de tomar una decisión concreta. Asimismo, este aprendizaje va a influir en decisiones futuras, y en la probabilidad de que la persona escoja una alternativa sobre otra.
Sin embargo, hay decisiones que implican considerar consecuencias o resultados a largo plazo. Esto nos lleva a retrasar la satisfacción inmediata para lograr una meta más lejana, lo que implica un plan de acción a futuro.
Etapas del proceso de toma de decisiones
Primer paso en la toma de decisiones
En el proceso de toma de decisiones, el primer paso es que nuestro cerebro debe procesar la información relevante del entorno. En este paso el proceso atencional cobra un papel relevante y depende de dos factores:
- Los estímulos externos, que son los estímulos que por sus características llama nuestra atención de forma predominante. Por ejemplo, una persona alta destaca sobre otras personas de estatura promedio.
- Los factores internos, pues los estímulos van a depender de nuestras expectativas y cogniciones previas acerca de algo en específico.
Una vez que nuestro cerebro procesa la información relevante, se encarga de dotarla de significado. Es decir, coloca o asigna el estímulo dentro de una categoría y le otorga un valor emocional específico. En este proceso cobra un papel relevante, la memoria de trabajo, y también el conocimiento adquirido de forma previa a lo largo del tiempo.
Segundo paso en la toma de decisiones
El siguiente paso involucra el análisis más profundo de la situación. Es el punto donde se generan las posibles alternativas una vez que se ha definido el problema o situación a resolver. De esta forma obtendremos opciones para darle solución al problema en función de nuestros deseos y necesidades.
Por lo general, a medida que vamos generando alternativas, algunas se van descartando y surgen otras nuevas. En este punto, la flexibilidad cognitiva también cobra un papel relevante.
Cuando hemos generado las alternativas que consideramos más viables, definimos un plan de acción para cada alternativa. Gracias a esto podemos anticipar las posibles consecuencias que se derivan de las alternativas propuestas.
Es decir, podemos predecir el éxito o el fracaso que podría derivarse de una u otra alternativa. Esta es la etapa en donde la persona calcula los riesgos y beneficios de escoger cada una de las opciones posibles.
Tercer paso del proceso
Una vez que el individuo se inclina por una de las alternativas y toma una decisión, viene de forma posterior el proceso natural de aprendizaje. Es decir, la persona compara los resultados obtenidos con los resultados que esperaba y en función de esto, le otorgará un valor a este experiencia.
Este valor aprendido, influirá en el proceso de toma de decisiones en futuras situaciones similares y en la probabilidad de inclinarse más por una opción que por otra.
Debemos recordar que en el proceso de toma de decisiones influyen las emociones y valores subjetivos que la persona le otorga a cada alternativa. Esto va a depender de sus expectativas, miedos, experiencias pasadas y también de sus rasgos de personalidad.
Ejemplos cotidianos
Nos podemos encontrar en nuestro día a día con decisiones muy variada. Algunas no requieren una inversión de tiempo ni esfuerzo, debido a que son situaciones que se repiten con frecuencia. Por ejemplo, escoger el camino que coges para ir al trabajo o que vas a preparar para comer. Y otras más complejas donde el grado de ambigüedad con respecto a qué podría pasar una vez que nos decantemos por una opción sea alto. Por ejemplo, como la compra de una casa, o la carrera universitaria en la que te vas a inscribir.

Si desgranamos una toma de decisiones sencilla, podemos ver más claramente que aspectos tenemos en cuenta para decantarnos por unas alternativas ante otras. Vamos a verlo más claramente cuando pensamos lo que vamos a comer en el día de hoy.
Para decidirnos, lo primero que comprobamos son los ingredientes disponibles, el tiempo con el que contamos para cocinar, material necesario, etc. Una vez hacemos ese chequeo, proponemos una serie de alternativas y descartamos otras.
Esto quiere decir, que a lo mejor te apetece muchísimo comer un plato elaborado como es el pasticho, por ejemplo. Pero al comprobar las necesidades, nos damos cuenta que no contamos con el tiempo suficiente para elaborarlo. Entonces debemos pensar en cocinar algo más sencillo y que lleve menos tiempo, por ejemplo, una pasta sencilla.

En este ejemplo, la persona tiene que valorar las posibles consecuencias de invertir el tiempo para elaborar lo que desea comer. Si sacia su deseo de elaborar el plato que le consume más tiempo, quizás no tenga tiempo de acudir a la cita que tenía programada.
Como véis la decisión que tomemos depende en gran medida de nuestra capacidad para anticipar lo que va a suceder y del análisis que hagamos de las consecuencias derivadas de cada alternativa.
En el proceso de toma de decisiones influye nuestra Flexibilidad Cognitiva al proponer o escuchar nuevas alternativas. Por ejemplo se podría contemplar la posibilidad de pedir el pasticho a domicilio. Esta situación podría solucionar el coste del tiempo de la elaboración y entraríamos a valorar la consecuencia del gasto económico.
Etapas de desarrollo de la toma de decisiones
Ya sabemos que el cerebro del niño está en constante desarrollo desde el momento de su nacimiento. Va madurando conforme va pasando el tiempo adquiriendo capacidades y habilidades que le permitan irse adaptando cada vez mejor a las demandas del medio. Podemos observar en niños pequeños como van comprendiendo y organizando sus acciones para conseguir metas tomando decisiones.
Os compartimos el siguiente vídeo de una prueba a la que someten a un grupo de niños. Se les pone un caramelo delante y se les dice que si no se lo comen y esperan a que vuelva la profesora, le darán dos caramelos
Los estudios realizados en torno al desarrollo de las funciones ejecutivas en los niños y el proceso de toma de decisiones sugieren que los niños a partir de los 6 años de edad son más consciente del proceso en la toma de decisiones.
Entre los 6 y 8 años de edad ocurre el mayor desarrollo de esta función ejecutiva de orden superior. Esta capacidad continúa evolucionando a lo largo de la adolescencia y se consolida alcanzando su máximo punto alrededor de los 25 años de edad.
De igual forma, la literatura sostiene que con el proceso de envejecimiento esta capacidad puede verse afectada de forma negativa.
¿Cómo se mide el proceso de toma de decisiones?
La toma de decisiones es un proceso complejo y supone un reto a nivel psicométrico. Esto sucede porque se ven involucrados diversos procesos cognitivos, las emociones y la subjetividad de cada individuo a la hora de valorar las alternativas en la toma de decisiones.
Iowa Gambling Task
Existe un test conocido como el Iowa Gambling Task desarrollado por Anderson, Bechara y Damasio en 1994 que tiene en cuenta la subjetividad de las personas a la hora de tomar decisiones.
Esta prueba se basa en la Teoría de Los Marcadores somáticos, que describe que la valoración cognitiva que una persona hace de una alternativa está influida por la emoción que éste haya asociado con una determinada experiencia en vivencias pasadas.
Esta asociación vinculada a la emoción guía la conducta futura de la persona. Esto hace que la persona se incline a favor de aquellas alternativas que asocie con emociones positivas y le permitan su adaptación al medio.
Un bajo rendimiento en esta prueba puede deberse a varios factores:
- Preferencia por opciones de alto riesgo.
- Incapacidad de evaluar las probabilidades de recompensa o castigo asociadas con cada opción.
- Dificultades para aprender las relaciones existentes entre los resultados de la opción y los estímulos propios de la tarea.
- Hipersensibilidad a la recompensa.
- Insensibilidad al castigo.
- Problemas en funciones ejecutivas (como inflexibilidad atencional o fallos en memoria de trabajo).
- Problemas en el control de impulsos.
De modo que el paradigma del IGT busca simular la forma en que una persona toma decisiones en la vida real. La tarea consiste en que la persona decida entre cuatro alternativas o cuatro montones de cartas que le presentan ganancias, pérdidas e incertidumbre. Poniendo dinero de por medio se debe sopesar las opciones debiendo ganar el mayor dinero posible y reducir los riesgos al mínimo.
Otras pruebas
Otras tareas que se han utilizado en diversas investigaciones sobre las funciones ejecutivas: la Tarea de Ganancias con Riesgo (Leland y colaboradores), La Tarea del Juego del Dado (Brand y colaboradores) y la Tarea del Apartamento (Fellows y Farah).
Trastornos en los que se ve afectado la toma de decisiones
La toma de decisiones es un proceso complejo que depende de muchas variables incluyendo los rasgos de personalidad, las emociones, y otras funciones ejecutivas.
Por ejemplo, si la atención, la memoria de trabajo, el control inhibitorio o la velocidad de procesamiento presentase algún déficit, el proceso de toma de decisiones se va a encontrar afectado.
Las personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) o con Trastorno del Espectro Autista (TEA), pueden presentar alta rigidez cognitiva. Esto provoca dificultades para elegir entre alternativas, o les puede llevar más tiempo el decantarse por una elección.
La impulsividad es otro rasgo que dificulta tomar decisiones adaptativas. Las personas impulsivas o con trastornos del control de los impulsos como puede ser el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) tienden a tomar decisiones dejándose llevar por la satisfacción inmediata.
Las personas que sufren adicciones como al alcohol, drogas, o al juego, también suelen presentar dificultades en el proceso asertivo de toma de decisiones.

Los traumatismos o lesiones cerebrales donde se encuentra dañada la corteza prefrontal, la amígdala, la ínsula o los núcleos basales pueden encontrar alterados estos procesos. Pues están implicados en la valoración de recompensas.
Las lesiones en la corteza prefrontal ventromedial influyen en la toma de decisiones al afectar las estructuras donde se procesan los refuerzos y castigos asociados a ciertas acciones.
¿Cómo potenciar esta función ejecutiva?
Existen diversas técnicas que se pueden aplicar cuando tenemos dificultades para tomar decisiones o no sabemos por qué alternativa decidirnos finalmente.
Esto puede suceder cuando las alternativas tienen valores similares, o porque nos vemos embotados emocionalmente ante una situación. En este momento podemos perder la capacidad para ser objetivos o valorar los posibles riesgos o beneficios de elegir una alternativa sobre la otra.
Una técnica que puede ayudar a tomar decisiones de forma asertiva es imaginarnos que el problema o situación no es nuestro sino de un tercero, de esta manera podemos tomar un poco de distancia emocional con respecto a la situación y contemplarla de un modo más objetivo.
Para esto podemos imaginarnos que un tercero esta pidiendo nuestro consejo, y valorar las alternativas de esta manera. Muchas veces esta técnica nos ayuda a tener un poco más de claridad y a bajar la ansiedad que podría generar tomar una decisión importante.
Otra técnica es que una vez que se haya identificado la situación o problema, anotemos en una hoja todas las posibles alternativas. Una vez hecho esto, escribiremos en una tabla las ventajas y desventajas de cada una de éstas.
Existe “la técnica de la esperanza inversa”, que consiste en preguntarse ¿qué pasa a corto y largo plazo si no opto por esta opción? en lugar de preguntarse qué pasa si elijo esta opción.
Esta técnica puede aplicarse cuando nos enfrentamos a un gran dilema y se pueden derivar consecuencias importantes en nuestra vida al tomar una posible decisión.