Una de las funciones ejecutivas clave de nuestro cerebro para poder procesar y manejar la información de forma adecuada es nuestra memoria de trabajo. Este hecho y otros más nos llevan a ver que los seres humanos somos complejos, y al mismo tiempo maravillosos.
Nuestro cerebro presenta potentes capacidades para analizar y procesar la información, la Memoria de Trabajo es una de ellas. A continuación, te contamos en qué consiste esta habilidad y cómo influye en nuestro día a día.
¿Qué es la Memoria de Trabajo?
La memoria es uno de los procesos cognitivos superiores que nuestro cerebro utiliza para elaborar registros permanentes de las experiencias vividas. Un proceso cognitivo esencial para el aprendizaje y para que el individuo pueda adaptarse a las exigencias de la vida cotidiana.
Para explicarlo de forma sencilla. Existen dos tipos de memoria: la memoria a largo plazo y la memoria a corto plazo.
La memoria a largo plazo, nos permite almacenar información de forma permanente y duradera en el tiempo, con una capacidad más amplia que la memoria a corto plazo.
La memoria a corto plazo nos permite hacer un registro o almacenamiento temporal de la información y con una capacidad más limitada que la memoria a largo plazo.
Dentro de la memoria a corto plazo, está implicada la memoria operativa, mejor conocida como memoria de trabajo, el cual vendría a ser algo así como un almacén transitorio de información, es decir, gracias a la memoria de trabajo podemos retener información de forma temporal en nuestro cerebro al mismo tiempo que podemos manipularla para poder trabajar sobre dicho contenido.
La memoria de trabajo es un proceso sobre el cual nuestro cerebro se apoya para poder retener o almacenar la información y poder utilizarla en tareas como: la resolución de problemas, sacar cuentas, tomar decisiones importantes, entre otros.
Las características que presenta
La Memoria de trabajo posee una capacidad limitada para retener de forma transitoria cierto número de elementos o información, y además suelen ser elementos que se van olvidando con el tiempo, o con la introducción de nueva información.
El contenido sobre el que opera la memoria de trabajo va cambiando, actualizándose de forma constante de acuerdo a las demandas del medio, los estímulos y los elementos que el sujeto necesita procesar y a los cuales va prestando atención.
Esta información se almacena mientras estamos trabajando sobre ella y se retiene de forma temporal, olvidándose rápidamente con el tiempo. Esta es una de las diferencias fundamentales con la memoria a largo plazo en donde los recuerdos son más permanentes y la información retenida no se va actualizando de forma frecuente.
La memoria de trabajo también se caracteriza por ser un proceso activo o dinámico, es decir, no sólo es un almacén pasivo para guardar información relevante, sino que en la medida que podemos retener esta información también podemos ir trabajando sobre ella.
Funciones de la memoria de trabajo
La memoria de trabajo o memoria funcional tiene múltiples funciones y tiene una importancia central en los procesos de razonamiento, resolución de problemas y aprendizaje. Si tenemos problemas en la memoria de trabajo, es probable que se desarrollen problemas para el aprendizaje, adquisición de nuevas habilidades y la resolución de problemas.
De forma más específica, la memoria de trabajo nos permite:
- Conectar o interrelacionar dos o más elementos para poder integrarlos y darles sentido, coherencia y posteriormente operar sobre ellos.
- Nos permite relacionar información almacenada en nuestra memoria a largo plazo, y asociarla con la información nueva que estamos procesando.
Componentes de la Memoria de Trabajo
Para comprender más a fondo cómo funciona nuestra memoria de trabajo es imprescindible conocer los componentes que subyacen al funcionamiento de la misma: Ejecutivo central, y sus dos sub-sistemas, el bucle fonológico o lazo articulatorio y la agenda o cuaderno viso-espacial.
El primero de los componentes mencionados, el ejecutivo central, sería análogo a un director de orquesta, ya que se encargaría de “dirigir” o distribuir de manera adecuada los recursos con los cuales cuenta la memoria de trabajo para poder procesar y manipular de forma eficiente la información, para que la orquesta “suene bien”. Este componente es el encargado de planificar y organizar la forma en que se distribuyen los recursos atencionales, y también se encarga de coordinar la actividad del lazo articulatorio y la agenda viso-espacial para que nuestro cerebro pueda resolver operaciones cognitivas.
Por su parte, el bucle fonológico o lazo articulatorio, es un sub-sistema esclavo del ejecutivo central, y éste tiene la función de almacenar de forma temporal la información verbal que está siendo percibida por el sujeto, la retención de la información es fonológica o sucede en formato acústico. Este subsistema interviene en todas las tareas que están relacionadas con el lenguaje y el habla.

Mientras que el segundo sub-sistema del ejecutivo central, se refiere a la agenda viso-espacial, la cual se encarga de trabajar con imágenes o manipular información de índole visual.
Por lo tanto, el ejecutivo central se encarga de gestionar los recursos de estos dos subsistemas para el funcionamiento óptimo de la memoria de trabajo. Se cree que estos dos sistemas utilizan recursos atencionales de forma independiente.
Esta organización de los componentes de la Memoria de Trabajo fue realizada por Baddeley y Hitch quienes propusieron el modelo multicomponente de la memoria de trabajo.

Tras muchos estudios de este modelo, se han encontrado con dificultades para explicar algunos hechos. Esto ha llevado a Baddeley (2000) a actualizar el modelo y comienza a hablar de un cuarto componente en la memoria de trabajo: el buffer episódico, que sería el sub-sistema que permite que el cerebro integre la información proveniente tanto del bucle fonológico como de la agenda viso-espacial. Es decir, es un sistema de almacenamiento multimodal.
Otra de las funciones del buffer episódico es poder actuar como un puente comunicacional entre la memoria de trabajo y la memoria a largo plazo.
Tipos de memoria de trabajo
El cerebro almacena y retiene la información de forma temporal bajo tres modalidades principales, de acuerdo al tipo de estímulo percibido. Existen la memoria ecoica o auditiva, la memoria sensorial visual o icónica, y la memoria sensorial táctil o háptica.
La memoria ecoica o auditiva, es la encargada de retener la información en forma auditiva o verbal por un corto período de tiempo para posteriormente poder procesarla y dotarla de sentido. Este tipo de memoria de trabajo, nos permite recordar direcciones, nombres de personas o cosas que nos acaban decir.
Por otra parte, la memoria visual o icónica, es la encargada de retener o almacenar la información que se presenta de forma visual por un corto periodo de tiempo para poder trabajar sobre ella y realizar tareas cognitivas de diversa índole. Este tipo de memoria de trabajo nos permite retener información referente a imágenes, fotos, números, letras y nos permite recordar rostros.
El tercer tipo de memoria se refiere a la memoria háptica o táctil, y es un almacén temporal de información de sensaciones de diversas modalidades, como el dolor, la presión, el calor, frío, picor, cosquilleos, etc. Para determinadas personas esta vía de entrada de información es la más importante, por ejemplo para las personas sordociegas y ciegas, quienes tienen acceso al aprendizaje a través del BRAILLE o del Lenguaje por signos para sordociegos

De modo que, para que la información captada por los sentidos pueda llegar a la memoria de trabajo tiene que pasar de modo previo por los diversos almacenes de memoria sensorial, según sea la cualidad del estímulo percibido.
De igual forma, para que un estímulo pueda ser “recordado” tiene que pasar por diferentes etapas o procesos.
Procesos de la memoria de trabajo
Los procesos de la memoria se refieren a: la codificación, almacenamiento, mantenimiento, manipulación y finalmente la evocación de la información.
Para comprender el proceso de codificación, es importante tomar en cuenta que nuestro cerebro funciona de forma selectiva, es decir, de la gran cantidad de estímulos ambientales a los que un individuo puede verse expuesto, el cerebro solo selecciona o presta atención a algunos, y sólo estos estímulos sobre los que dirige sus recursos atencionales son los que posteriormente podrán ser codificados en información con un significado. De modo que la atención, es una variable estrechamente relacionada con la memoria, ya que únicamente podemos recordar aquello a lo que prestamos atención.
Una vez que la información es percibida por la persona, ésta debe ser codificada para que pueda ser almacenada, y la codificación se refiere a ese proceso mediante el cual los estímulos se transforman en unidades con significado para poder ser almacenados, este proceso además permite que la información luego pueda ser recordada y almacenada.
Una vez que la información ha sido codificada, se activa el proceso de almacenamiento de la información, la cuál puede ser temporal o a corto plazo, de acuerdo a la forma en que la información sea tratada por el sujeto. Un dato interesante con respecto a la capacidad de almacenamiento de la memoria de trabajo, se refiere a los hallazgos de diversos estudios en donde se ha demostrado que su capacidad de retención es de 7 ítems o elementos en promedio, con una desviación de 2.
Una vez que la información ha sido almacenada, viene el proceso de mantenimiento, que se refiere a poder mantener los recursos atencionales enfocados sobre esa información para poder trabajar sobre ella en un momento o tiempo determinado.
Por su parte, la manipulación de la información tiene que ver con la forma en que el cerebro procesa la información para llevar a cabo las tareas cognitivas que se requieren.
Por último la evocación de la información, se refiere a la forma mediante el cual el cerebro opera para recuperar la información que ha sido almacenada de forma previa. Es decir, es el recuerdo de la información para poder utilizarla.
Trastornos en los que se ve afectada
Como hemos venido observando, la memoria es un proceso cognitivo complejo en el que intervienen diversos procesos y mecanismos. Las fallas en la memoria pueden suceder en cualquiera de los procesos de la memoria, bien sea en los procesos de codificación, almacenamiento, de mantenimiento, manipulación o la evocación de la información.
De igual manera, el buen funcionamiento de la memoria se asocia con el aprendizaje y adquisición de nuevos conocimientos y habilidades, de manera que, si existe alguna falla en la memoria, es probable que aparezcan trastornos de aprendizaje, dificultades para resolver problemas de la vida cotidiana y tomar decisiones.

Uno de los principales trastornos en los que está afectada la memoria de trabajo, es el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), en los que la memoria de trabajo verbal y la visual se encuentran afectadas. Este tipo de trastornos suele tener consecuencias negativas en el rendimiento académico puesto que dificulta la adquisición de nuevas habilidades, pero también funciones como seguir y recordar instrucciones, problemas de comprensión lectora, de razonamiento y cálculo mental.
También puede verse afectada en niños y niñas que presentan Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), Autismo (TEA), Discalculia o Dislexia entre otros.
Por otra parte, algunas enfermedades de índole psiquiátrica, como la Esquizofrenia o el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) también pueden causar problemas o fallos en el correcto funcionamiento de la memoria de trabajo y en Demencias.
Etapas de desarrollo de la memoria de trabajo
La memoria es un mecanismo complejo que se va desarrollando en los seres humanos a medida que pasa el tiempo. Cuando el infante nace, sus estructuras cerebrales se encuentran inmaduras aun, y por lo tanto, los procesos cognitivos superiores que dependen de la evolución y desarrollo del cerebro van madurando con el tiempo de forma gradual y paulatina.
El desarrollo de la memoria pasa por diversas etapas o momentos de acuerdo a la edad en la que se encuentra el niño. Cuando el bebé tiene entre 0 y 3 meses, la información se va almacenando en su cerebro de una forma bastante implícita o no consciente. A este tipo de memoria que registra la información de manera automática se le denomina memoria implícita.
A partir de los 6 meses, el infante empieza a desarrollar de forma plena la memoria a corto plazo, ya que es capaz de recordar y reconocer a personas y objetos con las que está en contacto de forma frecuente. De igual forma, empieza a reconocer y recordar la relación existente entre algunas acciones que se realizan de forma consecutiva. A partir de esta edad, el infante también empieza a imitar ciertos movimientos corporales ya vistos previamente.

Alrededor de los 8 meses hasta el año de edad, el infante empieza a desarrollar la memoria de trabajo, puesto que se va volviendo capaz de retener información por un corto periodo de tiempo para compararla con información previamente ya almacenada. De igual manera, logra anticipar hechos, y logra evocar relaciones de tipo causa-efecto. “Si hago esto, sucederá esto otro”.
Una vez que el infante empieza a avanzar en edad, su memoria y su capacidad para retener información se va volviendo más compleja, también va adquiriendo el desarrollo del lenguaje gracias a la memoria a largo plazo, al tiempo que va desarrollando la memoria explícita y semántica, y alrededor de los tres años, empieza el desarrollo de la memoria autobiográfica.
Cómo se mide o evalúa esta función ejecutiva
Existen diversas herramientas o tests psicológicos que se han desarrollado para medir y evaluar el funcionamiento de la memoria de trabajo, y también la memoria a largo plazo. Cuando se sospecha que una persona tiene un déficit en el modo en que está procesando y almacenando la información, este tipo de baterías neuropsicológicas ayudan a hacer un diagnóstico acertado, pero también permiten desarrollar estrategias para poder apoyar el funcionamiento y adaptación del individuo ante las exigencias del medio.

La Escala WECHSLER (WISC-IV, WISC-V, WAIS-IV), son una batería de Tests comúnmente utilizados para medir diferentes componentes de la inteligencia. Estas escalas tienen una prueba conocida como el Test de Dígitos inversos que sirve para medir la memoria de trabajo, consiste en que el sujeto repita una serie de dígitos en orden inverso al presentado sin equivocarse.
Cómo estimular y mejorar el funcionamiento de la memoria de trabajo en niños
Existen una serie de estrategias que ayudan a potenciar y reforzar el funcionamiento de la memoria de trabajo en los niños, los cuales se encuentran desarrollando sus funciones cognitivas. Para ello podemos simplificar y desglosar la tarea que queremos que realicen para que pueda ser más manejable para el niño.
De igual forma, a la hora de dar instrucciones se sugiere que estas sean lo más simples y directas posibles, ya que las personas tienden a recordar en mayor medida las instrucciones que son dadas de manera simple y directa.
Sugerir al niño que intente repetir o parafrasear las instrucciones o información una vez dada, también es una forma de estimular su concentración, atención y memoria de trabajo, y disminuye la posibilidad de cometer errores al evocar la información.
Es importante que a la hora de proporcionar información para realizar una tarea esto se haga utilizando palabras que el niño conozca y le sean familiares.
Otra manera de ayudar a procesar la información de forma más eficiente, es presentarla a través de diversas modalidades, oral, escrita, en forma de imágenes o pictogramas e incluso táctil. Navegad por nuestra web que os compartimos fichas y juegos para potenciar la Memoria de Trabajo para toda la familia.
Ejercicios de rehabilitación memoria de trabajo
Las estrategias utilizadas para entrenar la memoria de trabajo en niños, son las mismas para fortalecer y ejercitar el desarrollo de la memoria en adultos y a las que se pueden utilizar en el caso de rehabilitar la memoria de trabajo. Sin embargo, los ejercicios de rehabilitación son mucho más específicos y se realizan y seleccionan en base a los hallazgos en una evaluación neuropsicológica que por lo general se realizan cuando se sospecha que puede haber una falla o deterioro en alguno de los procesos cognitivos superiores, como sería el caso de lesiones, traumas o alguna enfermedad degenerativa.
La evaluación neuropsicológica permitirá realizar un perfil cognitivo del sujeto o paciente y en base a los resultados de este perfil se seleccionan los ejercicios que se deben emplear para entrenar la memoria de trabajo o los procesos cognitivos superiores que pueden verse afectados.
Ejemplos de Memoria de trabajo
A pesar de que muchas veces no somos conscientes acerca de la importancia de la memoria de trabajo, es un proceso básico que usamos de forma frecuente en nuestro día a día, para ejecutar todo tipo de tareas, desde las más sencillas o cotidianas, hasta las más complejas.

Por ejemplo, para poder redactar este artículo, mi cerebro necesita mantener en mente la nueva información leída relacionada con el tema, al tiempo que tiene que asociarla e integrarla con los elementos que ya están almacenados en la memoria largo plazo, para luego poder procesar y manipular la información e ir creando este texto. Es un proceso dinámico en donde la retención temporal de nueva información es necesaria para poder actuar sobre ella y ejecutar ciertas tareas.
De igual forma, un ejemplo típico que podemos citar para poder comprender de forma plena el funcionamiento de la memoria de trabajo, es cuando una persona se enfrenta ante la tarea de resolver una operación matemática, ya que para poder llevar a cabo esta tarea, el individuo tiene que almacenar información relevante relacionada con las partes del problema para poder operar sobre éste, al tiempo que tiene que acceder a la información almacenada en la memoria a largo plazo para poder resolver el problema.
Alimentos para mejorar la Memoria de Trabajo

Existen diversos alimentos que potencian el buen funcionamiento de nuestra memoria. Los alimentos ricos en Omega 3, como los pescados son imprescindibles en nuestra dieta para mantener funcionando de forma óptima nuestro cerebro, de igual forma, las frutas y verduras ricas en vitaminas A y B, al igual que antioxidantes potencian el buen funcionamiento de la memoria. De igual manera, diversos estudios apoyan el consumo frecuente de frutos secos, ya que debido a su alta cantidad de antioxidantes, y vitaminas previenen el envejecimiento prematuro de las neuronas.