El control inhibitorio no sólo actúa a nivel conductual, sino también atencional, cognitivo y afectivo. La inhibición es la función que hace de “filtro”. La utilizamos para saber qué tipo de pensamientos y acciones podemos exteriorizar, en qué contextos, y cuáles no. Así que, cuando logras inhibir ciertas reacciones y comportamientos es gracias a esta función ejecutiva ubicada en tu corteza prefrontal.
¿Qué es el Control Inhibitorio?¿Para qué sirve?
El control inhibitorio se refiere a la capacidad que tenemos para controlar ciertas respuestas automáticas y dar una respuesta que se adapte mejor a una situación determinada. Es decir, es la habilidad que posee nuestro cerebro para dominar ciertos impulsos y ajustar las respuestas hacia un propósito en particular, sin ceder de forma irreflexiva ante las demandas del ambiente.
Gracias a la inhibición podemos atender y prestar atención a los estímulos relevantes, mientras que evitamos prestar atención a otros estímulos ambientales o distractores. Esto significa que gracias a nuestra inhibición podemos suprimir o disminuir la interferencia de ciertos estímulos tanto externos como internos.

Es una habilidad que nuestro cerebro pone en marcha en múltiples ocasiones a lo largo de un día. A pesar de ello, no somos del todo conscientes de la importancia que tiene esta función para nuestro buen funcionamiento. Es la capacidad que nos permite leer un texto manteniendo la concentración pudiendo descartar el ruido, o las posibles distracciones que el ambiente proporciona mientras realizamos esta tarea.
Un dato curioso es que cuando las personas consumen bebidas alcohólicas o cierto tipo de drogas, esta función cognitiva es una de las más afectadas, ya que hacen que las personas actúen de forma más “desinhibida” y relajada.
¿Cuáles son los tipos de Control Inhibitorio y de qué dependen?
En diversos estudios se hace referencia al modelo tripartito del control inhibitorio descrito por Diamond (2013, citado por Canet, Introzzi, Mascarello, Montes y López, 2015) que supone que éste posee tres procesos o tipos de control inhibitorio siendo estos: el conductual, cognitivo y perceptivo.
El control inhibitorio conductual o comportamental es la capacidad que tiene nuestro cerebro para poder inhibir respuestas que suelen darse de forma automática, o que ya se han dado anteriormente en tareas similares y por ende tienden a repetirse o causar interferencia con la nueva tarea planteada.
Por su parte, el control inhibitorio cognitivo, se refiere a la capacidad que tiene nuestro cerebro de suprimir o disminuir las representaciones o esquemas mentales preexistentes en la memoria de trabajo que podrían interferir en la resolución actual de un problema o la consecución de una meta u objetivo.

El control inhibitorio perceptual, hace referencia a un mecanismo de regulación más bien de tipo atencional. Se encarga de seleccionar los estímulos relevantes para la tarea a realizar, y de inhibir los irrelevantes o que puedan causar interferencia. Este último proceso inhibitorio resulta de gran importancia para el correcto funcionamiento de la atención selectiva.
Trastornos en los que se ve afectada la Inhibición
Las personas que presentan dificultades en el control inhibitorio suelen ser impulsivas y les cuesta controlar cierto tipo de conductas o pensamientos. Generan conductas o estados poco funcionales que les traen inconvenientes en su día a día. De igual forma, pueden presentar problemas para centrar su atención de forma eficiente, tendiendo a distraerse fácilmente ante la presencia de estímulos irrelevantes.
Los niños y adolescentes que muestran dificultades en la inhibición ven su rendimiento académico comprometido puesto que se les dificulta seguir instrucciones y prestar atención de forma sostenida. La autorregulación de su comportamiento suele verse afectada también.

Los trastornos en los que se ve comprometida la inhibición son: el Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad (TDAH), el Trastorno de personalidad Obsesivo Compulsivo (TOC), en Trastornos del Espectro Autista (TEA), Trastornos del Procesamiento Sensorial. De igual manera si la persona ha sufrido algún tipo de traumatismo craneoencefálico o ICTUS, sus funciones ejecutivas pueden verse comprometidas. En especial si el daño está relacionado con la corteza prefrontal del cerebro.
Etapas del desarrollo del control Inhibitorio

La corteza prefrontal del cerebro es la última estructura en desarrollarse a lo largo de los años. En parte, por ser una de las estructuras que maneja y se encarga de las funciones cognitivas más complejas.
Según Castillo-Preciado, Flores-Lázaro y Jiménez-Miramonte (2004) el desarrollo de las funciones ejecutivas suceden de forma progresiva y secuencial durante la infancia y tienden a finalizar su desarrollo durante la adolescencia. Asimismo, estos autores suponen que, el desarrollo progresivo de estas habilidades durante la infancia y adolescencia son esenciales para un buen rendimiento académico y en diversas áreas.
Diversos estudios han demostrado que al año de edad el niño ya posee una habilidad precaria para inhibir respuestas automáticas, y empezar a realizar conductas un poco más planificadas.

De igual forma y según Peña, Gómez, Hernández, Mejía, Peña y Tamaño (2017) alrededor de los 12 y 14 años de edad, los adolescentes empiezan a desarrollar un mayor nivel de control inhibitorio, lo cual les permite ir desarrollando respuestas y conductas más maduras. Es decir, el adolescente empieza a regular y controlar sus conductas, y a anticipar las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, sigue siendo inmaduro, y es a partir de los 18 años de edad cuando que el adolescente empieza a tomar decisiones mucho más conscientes, a razonar, y actuar de forma menos automática e impulsiva.
Ejemplos de Control Inhibitorio
Podemos citar infinidad de ejemplos de la vida cotidiana para poder comprender en qué consiste exactamente esta habilidad y en qué ocasiones la ponemos en marcha.
Un ejemplo sencillo sería cuando tenemos que concentrarnos en realizar una tarea que requiere mantener nuestra atención por largos periodos de tiempo, como escribir un artículo o resolver un problema matemático.

En este ejemplo, la inhibición es motora porque reprimimos conductas como levantarnos de la silla antes de terminar; inhibición perceptiva porque suprimimos distracciones del ambiente como los ruidos externos o cognitiva porque no nos dejamos llevar por pensamientos, ideas o recuerdos, y continuamos concentrados en nuestra tarea.
Otro caso muy común es cuando nos encontramos ante una discusión con otra persona y ante un comentario ofensivo, somos capaces de dar una respuesta defensiva razonada. Sin entrar en insultos, aunque nuestra primera reacción fuese gritar, insultar o pegar a la persona que nos ha herido.
Cuando estamos jugando ajedrez y somos capaces de frenar el impulso de comernos a nuestro rival con una pieza, si entendemos que éste luego nos comerá con otra. A veces, la respuesta automática ante una jugada sería comernos la pieza de nuestra oponente. Sin embargo, cuando inhibimos dicha respuesta y analizamos el juego, podemos ser capaces de planear una mejor estrategia.
Una vez que leas estos ejemplos con los que seguramente podrás sentirte identificado, es más probable que comprendas la importancia de nuestro control inhibitorio para rendir eficazmente en el trabajo, el área académica, o incluso en nuestras interacciones sociales.
Cómo evaluar el Control Inhibitorio
El control inhibitorio es una función muy importante para desarrollar un razonamiento apropiado, una toma de decisiones asertiva, para poder planear nuestras acciones y anticipar consecuencias, seguir instrucciones, prestar atención y discriminar de forma apropiada ciertos estímulos.
Todas estas funciones se relacionan con el rendimiento y el éxito académico y laboral, adaptarse al medio y para sostener relaciones afectivas sanas. La mayoría de las competencias que se tienen que desarrollar en esta área requieren de un correcto funcionamiento de las funciones ejecutivas.

Uno de los Test ampliamente usados para medir la capacidad del control inhibitorio, es el Test de Stroop. Dicho Test consta de tres partes diferentes, que permitirá obtener diferentes puntuaciones para obtener un diagnóstico diferencial para el sujeto.
Los resultados obtenidos en dicha prueba podrán determinar si existe algún tipo de fallo en diversas funciones ejecutivas y también si existe daño cerebral o da un indicio bastante claro de la presencia de trastornos, como el Déficit de Atención por Hiperactividad.
Cómo mejorar la capacidad inhibitoria
Nuestro cerebro es el órgano más milagroso que existe, y posee un gran potencial de cambio, desarrollo y plasticidad neuronal. Nuestro cerebro es capaz de crear nuevas conexiones neuronales a través de las cuales vamos desarrollando y estimulando nuevas destrezas y habilidades.
Una de las estrategias que se pueden aplicar para mejorar el funcionamiento del control inhibitorio en niños y adolescentes es la planificación. Sobre todo si presentan dificultades en la inhibición. Es importante al ejecutar una tarea hacer que comprenda cuáles son los pasos a seguir en los diversos estadios de la tarea, y exponer las posibles alternativas que tienen. También debe explicarse el resultado concreto al que tienen que llegar.
Existen muchas técnicas que pueden ayudar a los niños a controlar su conducta y ayudarles a ser más reflexivos y dominar su impulsividad. Son muy conocidos la Técnica de la Tortuga, o la Técnica del Semáforo con la consigna: “Paro, pienso y actúo”. Todas las técnicas se fundamentan en que ante una determinada actividad o demanda, el niño tiene que pararse a pensar cuáles son las respuestas que existen, y escoger aquella más adecuada para resolver satisfactoriamente esa tarea.
Las Técnicas de mindfullnes están muy en auge y tienen muchos beneficios a nivel conductual, atencional y emocional. Tienen como objetivo desarrollar la consciencia de todas las experiencias vividas. Buscan que los niños aprendan a reconocer sus pensamientos y emociones, y vivencien el impacto en su cuerpo. Gracias a todo ello, enseñamos a nuestros niños a que sepan controlar mejor sus impulsos y desarrollen su inteligencia emocional.
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Referencias Bibliográficas utilizadas:
Introducción a la neuropsicología Jose Antonio Portellano
Revista Virtual de Ciencias Sociales y Humanas. María Camila Peña Barrientos, Tatiana Gómez Mazo, Daniela Mejía Rúa, Jonathan Hernández, Diego Tamayo Lopera. “Caracterización del control inhibitorio en adolescentes del grado once de la Institución Educativa Normal Superior de Envigado-Colombia.”
Fundamento teórico y metodológico de la neuropsicología cognitiva
Procesos Inhibitorios y flexibilidad cognitiva: evidencia a favor de la Teoría de la Inercia Atencional. Isabel Introzzi, Lorena Canet-Juric, Silvana Montes, Soledad López y Graziella Mascarello
Anal. Psicol. vol.30 no.2 Murcia may. 2014.Julio C. Flores-Lázaro, Rosa E. Castillo-Preciado y Norma A. Jiménez-Miramonte. “Desarrollo de funciones ejecutivas, de la niñez a la juventud.”